Acuden en masa; atraídos por el impresionante espectáculo del gran salto de agua de más de 60 metros cuyo lago sirve como frontera natural entre Estados Unidos y Canadá. Pero algo está pasando en las últimas horas que hace aún más impactante el paisaje. A la belleza de este fenómeno natural se le ha unido una situación poco habitual en Ontario: la congelación de buena parte del imponente y furioso curso de agua.
Desde hace varios días, una ola de frío extremo azota América del Norte, con temperaturas excepcionalmente bajas. En la zona de las cataratas del Niágara se han alcanzado los 10 grados bajo cero. Hay que remontarse a enero de 2014, cuando el termómetro marcaba -19 grados para hallar un espectáculo similar.
El frío también va acompañado de nevadas récord. En Erie, no lejos de las cataratas del Niágara, cayeron 1,5 metros de nieve en solo 48 horas.