- Afirma tras asistir a misa ofrecida en el marco del 60 aniversario de la Diócesis de Matamoros
Matamoros, Tam.- El alcalde Mario Alberto López Hernández y su esposa Marsella Huerta de López participaron en la misa que ofreció en la catedral de Nuestra Señora del Refugio, Monseñor Rogelio Cabrera López, presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, en el marco del 60 aniversario de la Diócesis de Matamoros.
Más tarde al dirigir un mensaje frente a la Catedral de Matamoros, el Presidente Municipal dijo a los asistentes que Dios bendice a esta frontera, al tiempo que convocó a sumarse a la gran cruzada “en donde caminemos todos juntos, de la mano de Dios y de nuestras familia”.
En su discurso exhortó a que todos juntos sociedad y gobierno, “le demos fortaleza a Matamoros, porque Matamoros es grande por su gente y aún con todas sus adversidades hemos salido adelante”.
“Tenemos que ser fuertes en la forma de creer, de pensar, pero también necesitamos vencer con el corazón y tener siempre presente a Dios, porque sí tenemos fe y esperanza, tenemos todo, es ahí donde radica la fortaleza del hombre y de su esencia”.
Previo, en la celebración de la misa, correspondió al Obispo de la Diócesis, Eugenio Andrés Lira Rugarcía dar la bienvenida a las autoridades presentes, entre ellos, a los Presidentes Municipales y sus esposas de todos los municipios que comprenden la Diócesis.
También estuvieron presentes, algunos Obispos, entre ellos, Francisco Javier Chavolla Ramos, quien fue Obispo de la Diócesis de Matamoros, así como Margarito Salazar Cárdenas, quien se desempeñó como sacerdote de la Catedral de Matamoros y recientemente fue designado como Obispo en la Diócesis de Matehuala.
En la misa en la que participaron representantes de la sociedad matamorense, se oró por el Nuncio Apostólico, Franco Coppola y por el Obispo Eugenio Andrés Lira Rugarcía; por los gobernantes de México y por los migrantes y sus familias.
Más tarde las autoridades eclesiásticas y los gobernantes de los diferentes municipios de la Diócesis de Matamoros compartieron el pan y la sal con los habitantes de esta frontera en lo que llamaron la cena del pueblo.
Como parte de las festividades del 60 Aniversario de la Diócesis, también se presentó un programa artístico y cultural frente a la Catedral de Nuestra Señora del Refugio.