Por: Chano Rangel
Han pasado ya varias generaciones, en que los apoyos gubernamentales llegaban en racimo al campo mexicano; hay que decir también, que, en esa burbuja de confort, muchos productores se tiraron a la hamaca, y se dejaron querer por el asistencialismo oficial, que tenía en el voto verde un triunfo asegurado.
Pero todo empezó a cambiar, cuando los jóvenes de origen rural, emigraron a las ciudades, y el campo se fue quedando solo y sin mano de obra fuerte, además de los apoyos recibidos en maquinaria, camiones y fierros, estaban enmohecidos, por el desuso diario.
A partir de la firma del Tratado de Libre comercio allá por 1993, México, Estados Unidos y Canadá, estaban en la industria agroalimentaria más o menos parejos, era quizá en ese rubro, donde México le competía de tú a tú, a estas grandes naciones.
Pero el campo se fue erosionando, los apoyos como Procampo, subsidio al combustible, apoyos a la comercialización, despensas, créditos blandos, fueron poco a poco mermando la productividad, hasta llegar a que solo unos cuantos sembraban la tierra, los demás solo disfrutaban de las rentas y de los apoyos subsidiarios.
Todo fue cambiando, la tierra necesitaba abono, nutrientes, que le dieran el oxígeno necesario para seguir produciendo en un estándar mundial y de competitividad, la región tamaulipeca dedicada a la agricultura está en crisis severa; las condiciones del campo son paupérrimas, por 5 circunstancias.
La primera de ellas, es la migración de los campesinos a las ciudades y a Estados Unidos, en busca de mejores condiciones de vida; que comenzó a finales de la década de los 80’s, y que continúa hoy en día, la tercera es el clientelismo político, que a cambio de votos, dejo pasar todas las tropelías y corruptelas, que se disimularon con apoyos al campo, donde el ultimo que ganaba, era el agricultor, quien al final solo lo conformaban con espejitos y apoyos monetarios, que solo lograban acrecentar más la crisis, dejando a los campesino cada ciclo más en el fondo de una crisis anunciada.
La tercera ola, se dejó venir en el 2010, cuando por la inseguridad, cuando muchas familias, dejaron fierros, maquinaria, semilla, casa y tierra, para salvaguardar sus vidas, quizá es este el único caso, donde la migración y el abandono del campo, tiene un sentido mayor.
La cuarta situación, es que desde el gobierno de Enrique Peña Nieto, los apoyos empezaron a descender y empezó la peregrinación del sufrimiento de los agricultores; que vieron como poco a poco, los apoyos al campo, iban quedando reducidos.
El tiro de gracias, pasó en el 2018, cuando un candidato populista e izquierda mantuvo la ilusión de regresar al campo su grandeza, y fue solo eso, al llegar al poder corto de tajo de todo apoyo y subsidio al campo mexicano, la 4T, fueron los 4 clavos para terminar de matar al campo, si con Peña Nieto, era pocos los apoyos, con López Obrador, no son nada.
Las protestas de los agricultores son válidas, los últimos 3 años, la tierra produce menos, en la zona de temporal en San Fernando, un promedio de 2.3 toneladas por hectárea en la mejor de las tierras, en otros lados de la misma zona no alcanzan no las 2 toneladas. En el caso de Valle Hermoso, Matamoros, Río Bravo y Reynosa, donde buena parte es de riego, también ha empezado a descender la productividad, mermando entre 1 tonelada y 1.5 por cada ciclo de cosecha, y en este 2020, las cosas se agravaron porque de los acuerdos con el gobierno federal, ninguno se ha cumplido, y los apoyos, solo son en el discurso.
Nos dimos a la tarea de conversar de distintas formas con productores, de estas ciudades, así como lo expresa Agustín, Edgar, Toño, Homero, Julio y Oscar, cada día está peor, los insumos cuestan más, la tierra necesita oxígeno, nutrientes, y se erosiona por el uso prolongado, urge meterle fertilizantes y dinero, recursos que no hay, y que son indispensables para seguir produciendo, mientras la tierra da menos, los apoyos son nulos, dejando cada día al campesino, agricultor, con los fierros en la mano, y con esta situación solo se soportara, uno o 2 ciclos más, hasta ver un colapso total del campo mexicano.
Como lo digo, en muchas ocasiones, espero estar equivocado, por el bien de muchas familias agrícolas de todo Tamaulipas.
Al tiempo.
De Aquello y lo demás.
Sigue Reynosa, con serios problemas de contagio, la edil Maki Ortiz, ha puesto la maquina a todo vapor, para seguir brindando la ayuda necesaria y poder reducir la curva de contagios; pero si la población sigue terca y renuente, a pesar del colapso hospitalario y el alto índice de infectados y de fallecimientos, ningún esfuerzo valdrá la pena.
La autoridad estatal, ha puesto en Reynosa, también todo su deber, el gobernador Francisco Javier García Cabeza de Vaca, ha instruido al secretario Gilberto Estrella, responsable por parte del gobierno estatal, en Reynosa, poner todo lo necesario en recursos humanos y preventivos, para salvaguardar a los reynosenses; además de tener todo el sistema estatal de salud de Reynosa, al servicio de la contingencia y de las familias más vulnerables de la ciudad.
En una coordinación entre los 3 niveles de gobierno, se han tomado medidas drásticas, como el cierre el pasado fin de semana, y que cree, algunas gandayas, dueños de depósitos, aprovechando que no había venta de cerveza en tiendas de conveniencia, mantuvieron abiertos, y la COEPRIS, tuvo que darle trámite a la clausura de estos establecimientos.
Del municipio los hospitales han recibido apoyos sin precedentes, y la alcaldesa Ortiz Domínguez, sin distingo partidista, ha dado a cada institución, insumos variados, para atender esta pandemia, y al situación complicada que se vive en la ciudad.
El único mensaje, que se puede repetir hasta el cansancio a la población de Tamaulipas y de Reynosa es:
“Hagan caso por piedad”