Por: Chano Rangel
No cabe duda de que ya han pasado muchos años, desde que el riobravense Edgar Melhem, militara en aquel grupo de jóvenes priistas, llamado México Nuevo, cuando el hombre del momento se llamaba Luis Donaldo Colosio.
De aquel entonces ahora, el panorama es otro, cambio de un selva y mar esplendoroso, a un paisaje desértico y con pocas posibilidades de cosechar algo, la tierra de la democracia priista, no daba para más.
Pero vamos por partes ¿qué paso en el camino? ¿por qué el barco se hundió? ¿quiénes son los culpables? ¿ Y adonde se fueron todos?
Quizá allá más preguntas, pero estas son impostergables; y son la razón de la coexistencia de lo que aún queda del priismo en la entidad. El líder del PRI en Tamaulipas, dimensionar la problemática una vez que se sentó en el escritorio, y se dio cuenta que no había ni lápices, ni papel, en que escribir in mensaje, y si quería papel sanitario, tendría que comprarlo el mismo, porque no para eso hay.
Pero el barco no se hundió de repente, y se equivocan los que así lo afirman, después del artero crimen de Rodolfo Torre, virtual gobernador, la decisión de postular a su hermano, a sido uno de los errores más nefastos del PRI en Tamaulipas, y su costo fue el más alto pagado, por un baratija, que se creía diamante.
Eso es lo más reciente, y, lo más visible que los jóvenes ninis, pueden recordar, pero la caída comenzó mucho antes, Manuel Cavazos, era un gobernante intransigente y no entendía razones, sometió a medios y periodistas, para que las noticias fueran color de rosa; cosa que en la calle y en corto, era detestado, sobre todo por los padres de las jovencitas, que tanto agradaban a exgobernador.
Después con Tomás Yarrington, las cosas no fueron tampoco de oropel y en armonía, Yarrington, termino de agrietar al priismo, y con la muerte de su operador estrella, Jesús Vega Sánchez, y entonces el cariño que la estructura sentía por luchador de la triple A, dio un vuelco y se convirtió en el negocio del Pipo, Ricardo Gamundi, Erick Silva, Elías Ahued, Tino Sáenz, Bladimir Martínez y demás operadores que vendían sus “estructuras la mejor postor” y al punto de llegar a una verdadera romería y ríos de dinero en cada elección.
Con Eugenio y los victorenses, las cosas fueron peor, por primera vez Geño perdió la mayoría de los distritos electorales federales y la curva del aprendizaje dio a Tamaulipas, los primeros senadores de oposición, comenzando la estrepitosa caída del PRI.
En el sexenio de Eugenio, los nuevos ricos, eran de Victoria, Oscar Gómez, Víctor De León, Oscar Almaraz y el súper cuñado Aureliano Salinas; amén del hermano, que movía los hilos del poder, la ostentosidad de sus viviendas, daba muestra de cómo les había sonreído la vida, la vivienda de Almaraz, era una réplica de las habitadas por la realeza y contrastaba con el nivel de vida de la mayoría de los tamaulipecos y victorenses.
Con la descomposición y llegada de Egidio el último clavo al ataúd, estaba por ponerse y martillo en mano, el gobernador en turno, hizo todo a su alcance para darle la estocada final. Los priistas sexenales, se dieron un festín, y ahora gozan de un nivel de vida que jamás soñaron; viviendo en los lugares más exclusivos de México y el extranjero.
Pero eso no fue todo, desde el estado, también se solapo, lo que al final fue la hecatombe del PRI, el desmantelamiento de los comités municipales priistas, que eran las columnas que sostenía la enorme maquinaria electoral, y donde incluso se llegó a imponer candidatos como Alfonso Sánchez Garza y Carlos Valenzuela, que tenían antecedentes, en otros partidos políticos, esto en Matamoros, y en la capital, también se impuso a Arturo Díez (el tarugo) como alcalde y dio rienda suelta a sus amigos.
Las estructuras, vieron como Erick Silva, Baltazar Hinojosa, Alfonso Sánchez, llenaban sus alforjas y aseguraban su futuro económico, dejando a las estructuras del partido que los llevó al poder, y olvidando en poco tiempo, una vez terminada su gestión, a quien le debían su fortuna y negocios.
En Reynosa paso algo similar, Oscar Luebbert, Everardo Villarreal y Pepe Elías, tienen asegurado su futuro económico y de sus familias, pero al priismo lo dejaron hundido y en la miseria, lo mismo le podemos decir de Nuevo Laredo y de los 43 municipios de la entidad, donde los comités municipales priistas, fueron borrados y enterrados de sus cimientos.
Ese ese el verdadero reto de Edgar Melhem, reagrupar a los comités municipales, donde sus estructuras, ya prestan sus servicios a otras marcas, recomponer los escombros que aún quedan en algunos municipios; liderar con traicioneros y ver si se meten la mano al bolsillo y financiar al ex partido de sus amores, aquel que era la máxima, cuando dejaba dinero a raudales.
Ahí está el verdadero reto, de donde saldrá una alternativa moderna y no más de lo mismo, porque de ser el caso así, entonces Melhem Salinas, será solo un pez en el inmenso mar, y no dejará una huella agradable, al menos que sea él quien definitivamente borre la silueta endeble, que aún se alcanza a percibir el priismo.
Si los priistas, no arreglan los pilares, muy difícil estará levantar al priismo en la entidad, porque son los comités municipales, las columnas que sostenían la poderosa maquinaria electoral, poderío que se hizo agua, y su recomposición es una tarea casi imposible.
Al tiempo.
De aquello y lo demás…
La puntualidad en el pago del impuesto predial, se ha visto reflejada en más obras y servicios, como lo afirma la alcaldesa Maki Ortiz, al hacer la invitación a los reynosenses, para cumplir con este deber ciudadano.
El predial, es el recurso público municipal, con el cual el ayuntamiento de Reynosa, a podido seguir su operación en servicios públicos de manera eficiente, y dando respuesta oportuna a la demanda de estos.
Dar incentivos a los contribuyentes cumplidos, a sido una buena medida, para acercar más a la población a las ventanillas de tesorería, donde se recauda el impuesto predial. Si bien es cierto a aumentado la recaudación, aun hay muchos ciudadanos pendientes, a esos la invitación esta abierta, para se acerquen y puedan cumplir con su obligación y con ello contribuir al progreso de Reynosa.