Por: Chano Rangel
Desde que la guerra en contra del INE inició en Palacio Nacional, esta no ha cesado, ha habido pausas, pero no ha terminado aún; el presidente está decidido acabar con las garantías democráticas que representa el Instituto Electoral, la idea es muy clara llegar con toda la ventaja para imponer su delfín en una elección de estado en el 2024.
Al más puro estilo priista de los 60s, 70s, el mandatario busca a toda costa acotar las funciones del INE y cambiar las reglas del juego a su favor, a través de la pretendida Reforma Electoral, que fue frenada en el congreso, al presidente perfilaba su ideología política autocrática, a un sistema democrático consolidado.
El presidente tenía los planes de desmantelar a INE, con un cambio en la constitución, fue detenido, y de inmediato presentó un Plan B, el paso como ley secundaria y como no necesitaba la mayoría calificada, fue avalado sin chistar e incluso algunos diputados aseguran que ni chance les dieron de leerlo, pues bien, este plan también está ya en una congeladora, y la furia del presidente no se ha hecho esperar.
Como respuesta a la congelación del Plan B, Andrés Manuel, arremetió en la mañanera, contra el ministro Javier Laynez, lo acusó de todo, de ser adversario de la 4T, de ser cómplice de los neoliberales y mafia del poder; de todo le dijo, la respuesta del ministro fue lapidaria, el presidente desconoce la ley y punto.
Después de congelar la ley, de que el mandatario aún no acepta las decisiones de la corte, y en su guerra intestina, ahora surge de la chistera del presidente el Plan C, que no es otra cosa que movilizar a sus seguidores al viejo estilo del tabasqueño cuando este era agitador social.
Como líder de izquierda AMLO, propició la quema de pozos petroleros, cerro carreteras, incluso invadió Paseo de la Reforma, por aquella lucha de la presidencia legitima, ahora con la disposición de todos los recursos del estado, pretende otra vez dividir al país, y desestabilizar a la sociedad mexicana, dividiendo los criterios entre buenos y malos.
La idea central y que sigue en esa lucha el presidente Obrador, no está muy alejado de un poder dictatorial, su idea central es imponer su ideología, imponer desde Palacio Nacional a quien lo sucederá en el 2024, aunque en eso arrastre a nuestro país a una crisis política, económica y social, que nunca en esta era moderna hemos conocido los mexicanos.
Hoy se van del INE, Lorenzo Córdova, consejero presidente, Ciro Murayama consejero electoral, Edmundo Jacobo, secretario ejecutivo y otro consejero más, el presidente en su necedad, no volteo a ver a los más preparados, si no a los más leales a su visión de gobierno, sus propuestas son inapropiadas para cumplir con el requisito de consejero ciudadano, su filiación morenista salta a la vista de todos.
Bertha Alcalde, amiga de López Obrador, propuesta para ocupar la presidencia del INE, es hermana de la secretaría del trabajo, María Luisa Alcalde, hija de Bertha Luján, ex secretaria general de Morena y con ello se pretende colonizar al INE en su plan C.
Con la salida de Lorenzo Córdova, se va un hombre que aguantó todos los embates del presidente, quien intentó una y otra vez enlodar su nombre, le mandó gente para plantarse afuera de su casa, quisieron manchar su reputación, quiso desacreditar en las mañaneras su reputación y hasta el SAT, la UIF, fueron parte de la guerra contra el presidente del INE, salió ileso, sin embargo el daño a la democracia apenas comienza, si la sociedad civil así lo permite, y el viacrucis del Instituto estaría apenas comenzando.
Es Cuánto.
De Aquello y lo demás…
En unas semanas más después de Semana Santa, y de tomar oxígeno en la política, esta se acrecentará y crecerá su movimiento a medida que el proceso electoral que comienza el 2 de septiembre llegue a su parte inicial, el 2 de junio, esto quiere decir 90 días antes, los actores tendrán que presentar sus pretensiones, y estar libres de pecado en todos los sentidos.
Para el 2 de septiembre ya se sabrá muy seguramente quien será el abanderado de cada partido o alianza para competir por la grande, por la presidencia de la república, las corcholatas habrán quedado en solo una, y los escurrimientos serán parte de esa decisión.
Sin embargo, de manera local hay otros factores que son importantes de mencionar, por ejemplo, si los morenos quieren seguir gobernando Reynosa, entonces la garantía de ese triunfo se llama Carlos Peña Ortiz, quien podría buscar la reelección para competir por un nuevo trienio, su popularidad y trabajo al frente de la alcaldía de la ciudad más grande del estado, son garantía de ese triunfo anticipado.
Los números no mienten Carlos, ha hecho el trabajo y los movimientos suficientes para amarrar ser postulado para la reelección en Reynosa, no hay una figura, que tan siquiera compita en lo interno con el alcalde, y las últimas encuestas así lo demuestran.