Por: Chano Rangel
Han pasado ya casi dos años desde que la ex jefa de gobierno capitalino presento sus respetos al presidente y el la llevo de la mano a ocupar la candidatura de Morena, partido que el presidente fundo, dirige y define en sus términos y condiciones, para definirlo de otra forma en el morenismo nadie se mueve son autorización del presidente de la república, al más puro estilo del viejo PRI de los 60s y 70s en México.
Desde el momento que Morena definió (el presidente) el trámite era solo una variable para definir quien sería el candidato, todos sabían que la buena del juego era Claudia Sheinbaum, quien lo entendieron abrieron el agua, el que se decía en la boleta, no siquiera tuvo una posibilidad, Ricardo Monreal, que con la gubernatura de Zacatecas para su hermano resulto más que pagado en los estándares del presidente.
Claudia siempre estuvo de la mano del presidente, su equipo cercano la llevaron a medios, con grupos económicos y hasta con el Papa, a sabiendas que ella no es católica, pero que era necesario un acercamiento con el líder del catolicismo del mundo.
La participación de Marcelo Ebrard fue deplorable, la sabia y lo sabía desde un inicio que jamás el mandatario lo dejaría pasar y ocupar el lugar de su delfín, como se conoce a AMLO, no cambia de parecer, no de ideas nomas porque dos o tres demócratas se atraviesan en su camino, la suerte estaba echada, y sin contratiempos, Claudia fue envestida con la candidatura presidencial. Pero Claudia también supo quien tenía el mando en Morena, cuando su candidato por la capital Omar García Harfuch, fue relegado, para darle paso a Clara Brugada del equipo cercano de López Obrador, esta fue quizá el punto de quiebre de lo que hoy se vive.
En las inmediaciones del año pasado, surgió algo que el mandatario no pronostico en su juego, salió de la nada, una mujer irreverente, sin nada que perder, se aposto sobre las puertas de Palacio Nacional, y le negaron la entrada, después una marea humana con camisas rosas, le pinto el zócalo capitalino, era la sociedad civil y los grupos de esta, en organizaciones que pedían respeto al INE y su posible desmantelamiento, la marcha puso a temblar por primera vez al partido en el gobierno y su líder en la presidencia.
Posteriormente otra la marea rosa, se fue al zócalo ahora para defender a la Corte Suprema de Justicia de la Nación, que también AMLO ponía a sus fichas en una posible colonización, mandando gente impresentable como Lenia Batres y Jasmín Esquivel, y perdiendo los apoyos de los ministros Juan González Alcantar y la ministra Margarita Rios-Fargat, pero de nueva cuenta la marea rosa se impuso.
Una vez más las cosas no salían como se habían reestimado en Palacio Nacional, Xóchitl Gálvez, llego, prendió a la gradería y se colocó en poco tiempo con suficiente fuerza para competirle a la ex jefa de gobierno y como la espuma subió y al grado tal de ganarle a mujeres con amplia trayectoria política, como Beatriz Paredes. Los ataques del presidente no se hicieron esperar, la nacida en el Valle del Mezquital Hidalgo estaba en la jugada, ocasionando estragos en el hígado del mandatario nacional.
La fuerza de Xóchitl solo se vio mermada, con la inclusión de partidos tradicionales como el PRI y el PAN, pero este momento se superó, quizá el mayor desliz fue el primer debate, pero se repuso, y en segundo y tercero, gano ampliamente en sus posicionamientos sobre todo en el tercero, donde en materia de seguridad, la candidata oficialista, no podía defender un solo punto del tema.
Los dados se han movido, la tercera ola rosa se dejó sentir en todo el país, ahora las cosas se ven distintas, y la intervención directa del presidente lo explica todo, el miedo a perder en las urnas y que la sociedad civil que el dio la confianza hace seis años, hoy con mejor información y mayor certidumbre le dé la espalda en este 2024.
Desde hace algunos meses, tanto Mario Delgado líder de Morena (por así llamarlo) y el mismo presidente hacen ver y aseguran que se fragua un fraude desde la oposición, no sabemos cómo, porque eso sería como nadar sin agua, o caer hacia arriba, sin embargo, esto también tiene otra lectura, cuando se conozcan los resultados, dándole armas al partido ene l poder de impugnar una posible derrota.
Ya falta menos, en 24 horas concluyen las campañas de proselitismo, y como lo dijimos en otras columnas, como se ve solo dos ciudades en Tamaulipas, de las importantes están definidas, Reynosa y Tampico, y como lo vemos esto será un mosaico multicolor.
Es cuánto.
De Aquello y lo demás…
En Reynosa, Carlos Peña ha mostrado porque es el candidato para vencer, desde el viernes comenzaron los cierres de campaña en las distintas zonas de la ciudad, con llenos totales, en la colonia el Olmo, en la Joya, por la colonia Juárez y en Jarachina, para dejar todo para el miércoles en el gran cierre de la colonia Vista Hermosa.
Las encuestas serias como Massive Caller, dan unos 25 puntos de ventaja a Peña Ortiz, hay otras empresas de mediano pelo que intentan entrar a la competencia de las encuestas, pero con poca seriedad, sin embargo, la seriedad de las encuestas, dan como ganador irreversible al alcalde para su reelección.
Para los reynosenses será un día de fiesta y para todo el estado de Tamaulipas, los partidos a entrado al cuarto de guerra, desde donde afinan sus métodos para el día más importante de las elecciones más competidas de la historia de México.