Por: Chano Rangel
Después de analizar, ver, escudriñar muchos textos de columnistas y líderes de opinión en México, claro esta que las versiones de Tamaulipas son muchas, de lo que pasa, de lo que se vive, realmente solo los tamaulipecos y los que aquí vivimos podemos dar cuentas.
Es cierto que las deficiencias administrativas, la corrupción, el engaños y la mentiras políticas existen en todos los partidos y orígenes de los gobernantes, pero también existe en los ciudadanos un gran sentido de irresponsabilidad. No querer pagar una multa, es corrupción, tener un “diablito” en casa para pagar menos energía eléctrica, es un acto de corrupción, traer placas de vehículos, amparados en asociaciones de piratas, es también un acto de corrupción.
México representa a nivel mundial, uno de los índices mas altos de corrupción, comparados con países africanos y de América Latina, el hoyo, que se cava en este sentido, cada día es más grande. Sin embargo, aun los mexicanos no somos responsables de nuestros errores, y los tamaulipecos somos parte de ese andamiaje.
Queremos justicia, exigimos libertad, pero seguimos comprando discos piratas, poniendo diablitos, alegando inocencia cuando nos pasamos un alto, en México, siempre tenemos el amigo, del amigo, del primo del funcionario encumbrado, que siempre saca las licencias, las placas de los vehículos y sobre todo, nos exonera de culpa. Eso se llamada corrupción.
El mal, es como el cáncer en el páncreas, que poco a poco consume a un país, y un estado, sumidos en la misma enfermedad, el cambio es bueno, cuando se tiene un rumbo, pero un cambio sin rumbo, no sirve de nada, por eso a la hora de exigir, hagámoslo desde nuestra casa. Desde ahí empiece, si el niño saca 10 o 9, hay premio, si no que pasa, entonces cual es la responsabilidad de los niños y jóvenes, acuérdese que premio le daban a nuestra generación, por estudiar, ninguno, era una responsabilidad del alumno, si se portaba uno mal, la vara y el cinto, eran la herramienta mas usada, y no, jamás nos mandaron con un psicólogo.
Los padres daban permiso, y decían a las 10 te quiero de regreso, y que cree, a las 10 llegábamos, las tareas y quehacer domésticos también eran compartidos, era un trabajo de todo; difícil es en estos tiempos, encontrar jóvenes que sepan cocinar y que su casa esté ordenada por ellos mismos. Ese valor también se perdió, y si lo más esencial se perdió desde nuestra casa, entonces porque reclamamos.
Buscamos la aplicación de la ley, en la yunta de mis compadre, siempre decimos que se castigue, salvo a nuestros hermanos y familias, esos son buenos, decentes y a todo dar. Los demás esos si son cabrones. Solapar y encubrir, también es corrupción, entonces vamos a darle valor a los reclamos, empecemos por nuestra casa, y veremos que en pocos años, lo que lo ha podido lograr el gobierno, lo haremos nosotros. Al tiempo.
De Aquello y lo demás…
Reynosa, es la que más empleos genera en Tamaulipas, de hecho, solo Matamoros y Reynosa, con un poco de Nuevo Laredo, aportan nuevas fuentes de empleo al estado, eso causa una migración inédita en estas ciudades, difícil es, por ejemplo, encontrar alguien que te diga, “soy de Reynosa” una respuesta cada vez más difícil de escuchar. La alcaldesa Maki Ortiz, ha hecho esfuerzos extraordinario, en materia de legalidad y seguridad, sin embargo este fenómenos va mucho más allá.
La seguridad publica, a quedado fuera del ámbito municipal, hechos como el fuero común, en Reynosa, son temas cotidianos, sin embargo se le exige a la autoridades locales, y la pregunta seria ¿y con que? Con que atribuciones, bajo que reglamento, y con que policías.
Sin embargo, acciones como las que ha emprendido la alcaldesa Ortiz, son necesarias, en escuelas, centros de reunión, clubes de servicio y demás frentes donde la familia se reúne, es ahí donde los valores se han perdido, y son ahí donde se deben de recuperar. Hace falta, pero iniciar es una tarea que rendirá frutos en corto tiempo.