Por: Chano Rangel
El presidente en su desesperación electoral y preocupada, muy preocupada en su caída en imagen y popularidad, está a punto de romper todas las reglas de salud mundial, de aplicar como en la película de la ley de Herodes, sus propias leyes, sus propios criterios, en contraposición de todos los países miembros de la OCD, OMS y ONU, yendo en sentido contrario, cuando la curva de la pandemia está en su máximo apogeo.
El regreso a la Nueva Normalidad, está causando fisuras en el mismo partido gobernante, como las ya hechas entre la jefa de gobierno, Claudia Sheinbaum y Hugo López-Gatell, por las cifras y las medidas del regreso a clases y a la activación de empresas esenciales.
Un grupo de gobernadores, se unieron en bloque, la filiación partidista es distinta, pero todos están en un solo acuerdo, no se puede medir a todo el país, con el mismo rasero, porque las condiciones de Tamaulipas, son distintas a las de Chiapas por ejemplo.
La industria maquiladora y armadoras de autos, no están presentes en Campeche, Chiapas o Tabasco, como lo están en Ciudad Juárez, Tijuana, Mexicali, y en el norte de nuestra entidad. Tampoco Tabasco, tiene 13 puentes internacionales para el flujo de mercancías y personas para los Estados Unidos, por eso no se pueden tomar las mismas medidas; pero que alguien le diga y explique a la tozudez del presidente.
El ego presidencial está montado en su macho, le urge la cercanía con la gente, la que le daba el colchón de popularidad, que en estos momentos críticos no tiene, y que el causa estupor, solo pensar en su caída y la perdida electoral en 2021.
El presidencialismo expuesto por el mandatario, no permite a ningún miembro del gabinete hablar, y dar su punto de vista y el que lo hace, es corregido y desestimado, por eso los miembros del gabinete han optado no hablar, si no es necesario.
El llamado a la nueva normalidad, estará pendiente de los datos de contagios, estados como Tamaulipas, no es posible, ni siquiera poner semáforos epidemiológicos, porque la curva aun no llega a su péndulo, y la irresponsabilidad ciudadana, abona mucho a que no paren los contagios.
Un ejemplo claro, de esta nueva y mal entendida nueva normalidad se da en San Fernando, donde la población hace caso omiso, de las recomendaciones, pero si se queja y protesta, porque la primera defunción atribuida al covid-19, de un adulto de 84, no la creen y dicen y aseguran que la Secretaria de Salud miente en sus diagnóstico.
Pero más lamentable es ver a funcionarios de salud, de San Fernando, en fiestas y comilonas, y que para colmo publican en redes sociales, cuando deberían de ser ellos mismos, los ejemplos claros de la sana distancia y de las normas de salud recomendadas en esta, ya larga cuarentena. Pero no es así, la población se queja, que, los cubre bocas, cuestan 10 pesos cada, esos mismos quejosos, compran el six pack de cerveza en 200 pesos o más.
La Nueva Normalidad, está basada en los otros datos del presidente, esos datos que nadie conoce solo él, los datos que le proporciona el subsecretario de salud, Hugo López-Gatell, que por cierto van contracorriente de todo el mundo, y pese a estar en lo peor de la curva, parece ser que al presidente y su terquedad, nadie lograra que entre en razón, ahora sí que no queda de otra, más que decir “Que Dios nos ampare”.
Al tiempo.
De Aquello y lo demás.
Se armó la controversia, si el difunto es portador del COVID-19, si murió de otra enfermedad, lo cierto, cierto, es que murió, y eso debería de ser la principal preocupación de sus amigos y familiares.
Pero no, ahora exigen a las autoridades de salud una explicación, en su derecho están, en su tozudez no, porque esa pregunta si es coronavirus o no, se hubiera podido hacer antes, antes de no respetar la Sana Distancia, antes de salir y hacer jolgorios a toda dar, antes de no quererse poner un tapabocas, antes de decir que todo era una mentira del gobierno, antes de faltarle el respeto a las víctimas que habían fallecido, como los doctores del IMSS de Matamoros.
Esa misma controversia, se hubiera pregunta antes, de exigir que se vendiera cerveza, de hacer filas e incluso pasar a los Estados Unidos para conseguir un 24 de Miller, San Fernando, está pasando por momentos críticos, de estar en ceros, en tan solo una semana paso a 11 y así seguirá creciendo, y si la gente sigue sin cumplir con su obligación cívica, seguiremos reclamando a los médicos y sector salud, de nuestras desgracias.
Podemos exigir respuestas, pero también como ciudadanos tenemos una obligación indisoluble, ser respetuosos de las recomendaciones, pero al parecer, es más fácil protestar, que cumplir las reglas, y después que alguien fallece, pedir explicaciones de nuestra propia irresponsabilidad.