Por: Chano Rangel
Soy y seré una persona sumamente respetuosa de las preferencias sociales e ideológicas de una persona, en esto se incluye su sexualidad y convivencia. De manera atenta seguimos hace algunos días, la aprobación en el congreso local de la modificación a la leyes civiles, con lo que se concluyó que dos personas del mismo sexo ya pueden contraer matrimonio.
Al ser cambiado el artículo civil, donde la ley permite el matrimonio de un hombre con una mujer, para quedar que el matrimonio se puede dar entre dos personas, sin especificar de qué sexo sean ambas.
Con este cambio se dio un duro debate entre representantes de las iglesias de todas las religiones y la comunidad lésbica gay; sin lugar a dudas ya hay en México una constitución política que da derechos a hombres y mujeres por igual, sin embargo se han hecho adecuaciones para brindarle protección a la mujer por maltrato familiar, hasta ahí estoy de acuerdo.
Además se le da a la mujer una condición por encima del hombre en cuestiones políticas, porque por ley deben de ser mitad hombres mitad mujeres, no por capacidad, no por liderazgo es a fuerza de leyes y si la postulación el número es impar, por decir que serían 11 y 10 las posiciones, la mujeres llevan mano y se quedaran con la posición de más, ahí no estoy de acuerdo.
Hace algún tiempo me toco entrevistar a Ivonne Ortega Pacheco, ex gobernadora de Yucatán, y en su lucha afirmaba que su trabajo era conseguir la IGUALDAD, no la paridad de género, porque en ese sentido hasta en las mismas mujeres hay diferendo.
Pero volviendo al tema central, ahora la leyes civiles de Tamaulipas, ya dan la posibilidad del matrimonio entre dos hombres, dos mujeres, que bajo el amparo de la nueva ley podrán tener o formar si se puede llamar de alguna manera, una familia, común no, pero familia al fin.
Hasta el momento y con toda la ciencia de por medio, la procreación se da entre hombre y mujer, la leyes de actualización civil no cambian ese concepto y no dan un marguen biológico en ninguna circunstancia, así es que desde mi punto de vista y siendo respetuoso de las minorías, no se puede sujetar a la mayoría a cumplir reglas de convivencia de unos cuantos.
La leyes son muy claras, el hombre y la mujer tiene las mismas obligaciones ante la leyes y ante la sociedad actual, el trabajo de la mujer es fecundo, y debe de ser respetado, pero no puesto por debajo de un grupo minoritario, que busca un protagonismo y orillando a los gobiernos a hacer leyes de excepción, en las cuales nunca estaré de acuerdo.
Como lo dije y escribo, siempre seré respetuoso de todas las formas de convivencia en nuestra sociedad, siempre y cuando están no trasgredan las bases de la familia, su futuro mediato y a largo plazo, un gobierno de minorías nunca ha tenido final feliz. Sin embargo ser respetuoso de las diferencias de pensamiento es también básico de un periodismo ético y objetivo, quizá muchos no compartan este escrito, pero lo reitero y lo suscribo es solo una opinión. Es cuánto.
De Aquello y lo demás…
Las acusaciones de desvíos y posibles irregularidades siguen siendo el pan de cada día en el nuevo gobierno, desde cualquier trinchera del ejecutivo estatal salen a relucir las acusaciones en contra del gobierno anterior, como ya es costumbre cada sexenio en el primer año de cambio de poder.
Sin embargo el gobernador constitucional de Tamaulipas, Américo Villarreal, deberá de meter orden en la brevedad posible, que paguen quien sea culpable, que se aplique la ley, pero también que sea una ley lisa y pareja para todos.
Acusar son mostrar pruebas no será la mejor bandera de un gobierno que comienza con la legitimidad de las urnas, que en su primer escalón se encuentra con una elección extraordinaria, y con una crisis post Covid, única en muchos décadas, pero que lo que más afectaciones traerá sin lugar a dudas es el recorte presupuestal del gobierno federal.
Pero la confianza está depositada en el nuevo gobierno, se espera que los cambios sean de forma y de fondo, que el discurso de campaña quede atrás y se gobierne por igual para todos los tamaulipecos. Difícil reto, pero ahí está la escena.