Los deportistas estadounidenses, liderados por las estrellas de la NBA, sorprendieron con una histórica protesta contra el gobierno de Donald Trump por la violencia racial, tras el brutal ataque de la policía en Wisconsin contra el joven Jacob Blake.
La protesta comenzó con la sorpresiva decisión de los jugadores de los Milwaukee Bucks (la franquicia de Wisconsin donde ocurrió el ataque) de no presentarse al quinto juego de los playoffs contra Orlando Magic, cuando estaba todo listo para el comienzo. Rápidamente se plegaron el resto de los equipos liderados por la estrella de la NBA Lebron James, un feroz crítico del presidente.
La liga de básquet más importante del mundo anunció entonces el aplazamiento de los tres partidos de la jornada, aunque no está claro que pueda continuar normalmente este jueves e incluso algunos planteles proponen dan por terminada la temporada. «La revolución será televisada», avisó la Asociación de Jugadores de la NBA.
La reanudación de la temporada de la NBA (que había sido cancelada por el coronavirus) estuvo marcada por las protestas de los jugadores por la violencia racial, tras el asesinato de George Floyd. El mensaje «Black Lives Matter» y las estrellas arrodilladas fueron imágenes repetidas en cada partido, lo que generó reiterados enojos de Trump.
El boicot de los jugadores de la NBA se extendió durante la jornada a otras disciplinas. La tenista japonesa Naomi Osaka, una de las mejores del mundo, anunció que no se presentaría a las semifinales del torneo de Cincinnati, que este año por única vez se disputa en Nueva York. La organización decidió entonces suspender toda la jornada del jueves.
