Por Pegaso
¡Ahhh, la niñez!¿Quién no recuerda los años más hermosos de su vida, cuando la única preocupación que había era llevar la tarea a la escuela y jalarle las trenzas a las compañeritas del salón?
Después de mi vuelo vespertino me puse a descansar en mi nubecilla viajera y, por supuesto, a recordar los ya lejanos tiempos de la infancia.
En ese entonces no teníamos en la familia televisión a color, pero de todas maneras disfrutábamos los programas que iban dirigidos a nosotros, como Plaza Sésamo, donde aparecían los muppets, especie de marionetas de trapo que eran animadas con las manos, con hilos o con varillas.
Dulces e inocentes días aquellos. Reíamos con las ocurrencias de El Comegalletas, las peripecias de La Rana René y las jocosas bromas que Beto le gastaba a Enrique.
-«¡Hola-decía un personaje-, yo soy el Conde Contarrrr», y con él aprendíamos a conocer los números del uno al diez.
-«¡Alrededor, alrededor, arriba, abajo, a través!¡Cerca, lejos!»,-cantaba otra marioneta, y de esa forma sabíamos lo que era el movimiento relativo de los objetos.
Ahora que lo puedo analizar, una parte de los muñecos que se usaban para hacer ese programa eran monstruos.
Es sabido que durante la niñez tenemos temores que nuestros propios padres o hermanos nos infunden al decir: «Si no te duermes, te va a llevar el monstruo que está bajo tu cama!»
Plaza Sésamo presentaba a esos monstruos peludos y dientones de manera simpática, de tal manera que los peques pudieran identificarse con ellos.
Un sketch que quedó grabado en mi memoria fue la interpretación del tema «Maná maná» por parte de tres personajillos de los muppets.
El muñeco barbón y greñudo que aparece enmedio de dos jovencitas se llamaba Bip Bippadotta y era simpatiquísimo.
Empezaba la canción diciendo: «Maná maná», y las chicas contestaban: «Matipi, tipi», y así sucesivamente. De repente el barbón las sacaba de onda porque empezaba a emitir una serie de sonidos incomprensibles.
Plaza Sésamo sacó otra versión del mismo tema, pero esta vez con diferentes personajes.
La cancioncilla, cuyo autor fue el italiano Piero Umiliani se hizo tan famosa, que fue reproducida en diversas partes del mundo.
Y para que vean que no todo en Plaza Sésamo era candor e inocencia, Maná Maná tiene un origen medio cochambroso, ya que la primera ocasión en que se utilizó públicamente fue en una película semipornográfica llamada «Svezia, Inferno e Paradiso» (Suecia, Infierno y Paraíso).
En una escena donde un grupo de bellas suecas se introducen al baño sauna se escucha la famosa banda sonora.
Bueno, fue tan popular el tema que ha sido usado en múltiples programas de televisión, comerciales y hasta para identificación de empresas.
Sanborns la usa actualmente en sus comerciales.
En los sesentas y setentas la utilizaban en el programa «El Show de Silvia y Enrique», cuando aparecía el personaje de Bartolo Taras.
En un programa televisivo de los Estados Unidos, aparecieron los cuatro integrantes del grupo mexicano Maná cantando parte del famosísimo tema.
Y más recientemente, en el programa de Televisa, Parodiando, Israel Jaitovich, Eduardo Manzano Jr. y otro actor hicieron un bonito sketch con esa canción.
Indudablemente, aquellos programas marcaron parte de nuestra infancia y hoy son parte del inconsciente colectivo.
Por el contrario, los niños de ahora son seducidos por programas repletos de violencia.
La mayoría de los adolescentes y jóvenes prefieren los juegos violentos, con zombies carnívoros, mercenarios que manejan armas de grueso calibre, karatecas con sables filosos y criaturas demoníacas.
Si se ponen frente a la televisión es para ver «El Señor de los Cielos» o «El Capo».
Las chicas, después de los doce años, prefieren flirtear con el maruchero o radiero del barrio, y a final de cuentas resultan embarazadas a muy temprana edad.
Se ha perdido el candor y la inocencia de aquellos años.
Los dejo con el refrán estilo Pegaso: «-Infante, infante, ¿cuál es tu expectativa para el período de adultez?-Luminaria del estilo musical a base de instrumentos eléctricos y percusiones rítmicas, Primer Magistrado del país…, lo ignoro. (-Nene, nene, ¿qué vas a ser cuando seas grande?-Estrella de rock and roll, Presidente de la Nación…, no lo sé)