Por Oscar Díaz Salazar
La recomendación implícita en esta frase del dominio público, ha sido ignorada, -para su perjuicio-, por la presidenta municipal de Tampico, Mónica Zacil Villarreal Anaya.
El acompañamiento que hoy se ve entre los tres alcaldes de la zona metropolitana de la desembocadura del río Pánuco, Armando Martínez de Altamira, Erasmo González de Madero y Mónica Villarreal de Tampico, es algo inédito, o que al menos yo no la había visto en los más de 40 años que tengo observando la vida política de nuestro Estado.
Afirmo que son mala compañía para la presidenta de Tampico, la de sus pares de los municipios vecinos, porque sus gobernados y el resto de los tamaulipecos, pueden pensar que tienen las mismas mañas, las mismas costumbres, similares hábitos y además que vienen de donde mismo y actúan de la misma forma.
Del Cepillín de Santa Cecilia le pueden recordar su pasado priista y sus declaraciones explícitas descalificando al líder moral del movimiento que hoy los encumbró.
Por el Marciano Maderense la pueden vincular con el gestor de PEMEX y negociante Aduanal que financió el movimiento y las campañas de morena, con dinero que huele a contrabando, traición e hidrocarburos.
Por el Guardián de la Bahía de Miramar, pueden asociarla al vendedor más grande del mundo, de candidaturas a cargos de elección popular, ese que por treinta (millones) de monedas, le abrió las puertas de morena a decenas de impresentables y bandidos que ni tienen afinidades ideológicas, ni simpatía por el movimiento.
Por la cercanía al nuevo Campeón de la lealtad (Erasmo), pueden pensar que también estuvo arreglada con los panistas, concretamente con Cabeza de Vaca, a quien el maderense le consiguió presupuestos muy generosos valiéndose de su posición de presidente de la Comisión de Presupuesto en la Cámara de Diputados.
Por su “hermano” Erasmo, como le gusta decir al priísta neo morenista, pueden creer que también es proclive a usar la nómina y los negocios públicos para favorecer a la familia, como cuando Erasmo hizo regidores a su esposa y a su suegra.
Por el sujeto que enlazó a políticos con bandidos, que casi casi son lo mismo, con el eslabón entre los hermanos Carmona y su pandilla, y Mario Delgado y su clicka, se puede suponer que se dedican a lo mismo, que tienen las mismas mañas, que comparten el modus vivendi… Y por eso no se extrañen cuando los vinculen al trasiego de combustibles en muelles provisionales o piratas.
Detrás del simpático promotor de la playa Miramar y de los marcianitos bondadosos, hay un personaje que se encumbró por sus méritos y su labor en las cañerías del nuevo régimen.