- Con el apoyo de la comunidad LGBTTTIQ+ en Acatlán de Osorio, Guerrero 48 llegará a la SCJN para ser un escudo firme en la defensa de los derechos humanos
- Llevó su propuesta de ser ministro de territorio a pobladores de Santa Margarita, Puebla, una de las colonias más apartadas del centro de la capital, caminando hombro a hombro con ellos
- En Pahuatlán se comprometió a la defensa del medio ambiente y el respeto a las libertades religiosas, usos y costumbres de los pueblos y comunidades indígenas
Ciudad de México.- Al grito de “La palabra vale” y “En la boleta morada, el número 48”, pobladores de Acatlán de Osorio cerraron filas con Arístides Guerrero, candidato a ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Entre ellos, la comunidad LGBTTTIQ+ lo reconoció como un defensor de los derechos humanos consagrados en el artículo primero de la Constitución Mexicana. Guerrero 48 se comprometió a ser un escudo para esta comunidad desde el Máximo Tribunal, para que, a golpe de sentencias, se garanticen sus derechos al libre desarrollo de la personalidad, a la no discriminación, a la libertad sexual, a la privacidad y a la libre elección de su proyecto de vida.
En Santa Margarita, Puebla, una de las colonias más apartadas del centro de la capital, Arístides Guerrero caminó hombro a hombro con mujeres y hombres convencidos de que un ministro de territorio es imprescindible para acercar a la Corte a la realidad de las personas, algo que hasta antes de la reforma al Poder Judicial parecía impensable. Durante su recorrido, llamó a la puerta de los hogares para compartir su propuesta de llevar las sesiones de la SCJN a espacios públicos, como universidades y hospitales, con el objetivo de acercar la justicia a donde más se necesita.
Desde Pahuatlán, municipio representativo del estado de Puebla, Guerrero 48 dio un potente mensaje a los pueblos y comunidades indígenas. Como ministro velará siempre por las libertades religiosas, usos y costumbres: “Lo he hecho hasta ahora y lo seguiré haciendo” aseguró. Destacó en particular la importancia del Cerro Sagrado de San Pablito, considerado un centro espiritual divino para los otomíes y origen de numerosos manantiales. Se comprometió a defender el medio ambiente, como lo manda el artículo 4to. Constitucional, porque sin agua, sin tierra y sin aire limpio, no hay justicia ni futuro.